La industria del cemento en Medio Oriente vive en 2025 un momento de expansión sin precedentes, impulsada por grandes proyectos de infraestructura y un giro estratégico hacia la sostenibilidad. Se estima que el mercado regional alcanzará un valor de 16.300 millones de dólares este año, con un crecimiento anual cercano al 5 %. Las proyecciones indican que para 2029 el sector superará los 19.600 millones, respaldado por un aumento de la producción que podría pasar de 184 millones de toneladas en 2024 a 279 millones en 2030.

Arabia Saudita lidera la demanda gracias a su ambiciosa estrategia Vision 2030, que incluye megaproyectos como NEOM, The Line y Qiddiya, todos ellos intensivos en el uso de cemento. Emiratos Árabes Unidos también se destaca con iniciativas urbanísticas como el Dubai Urban Plan 2040, mientras que Irak experimenta un repunte por la reconstrucción de redes viales, viviendas y sistemas energéticos. Estas dinámicas explican que solo en junio de 2025 las ventas domésticas de cemento en Arabia Saudita aumentaran un 13 % interanual, alcanzando 3,84 millones de toneladas.

Otro factor clave es el auge de las exportaciones desde Egipto, que ha duplicado sus envíos entre 2022 y 2024, con un crecimiento acumulado del 350 % desde 2019. Las políticas energéticas favorables, especialmente los precios competitivos del gas natural han fortalecido la posición exportadora del país, que ahora abastece a mercados de África y Asia. Sin embargo, esta expansión también plantea preocupaciones ambientales por las regulaciones menos estrictas en comparación con otros países de la región.

La sostenibilidad se ha convertido en el eje central de la estrategia empresarial. Las autoridades de Arabia Saudita y Emiratos han establecido criterios de ESG como requisito para participar en licitaciones públicas, lo que obliga a las cementeras a innovar en productos de menor impacto ambiental. Las empresas están incorporando combustibles alternativos, eficiencia energética y cementos de baja emisión, así como tecnologías digitales como automatización, análisis de datos e Internet de las Cosas para optimizar operaciones y reducir costos.

El sector también está invirtiendo en sistemas de recuperación de calor residual y energías renovables, especialmente en países donde los subsidios energéticos se están reduciendo, como Omán y Arabia Saudita. Estas mejoras buscan no solo eficiencia, sino también una mayor resiliencia ante la volatilidad de los precios de la energía.

A nivel internacional, surgen innovaciones disruptivas que podrían transformar la industria en la próxima década. Tecnologías como los hornos eléctricos y procesos electroquímicos para la fabricación de cemento con emisiones casi nulas están siendo probadas en países de Europa y Norteamérica. Si bien aún se encuentran en fases piloto, es probable que el Medio Oriente adopte progresivamente estas soluciones, alineándose con los objetivos de descarbonización y posicionándose como un mercado competitivo y moderno. En conclusión, la industria cementera del Medio Oriente en 2025 combina crecimiento sólido, diversificación hacia la exportación y un cambio decidido hacia la sostenibilidad. Las empresas que logren adaptarse a las nuevas regulaciones ambientales, digitalizar sus procesos y consolidar su presencia en mercados internacionales estarán mejor preparadas para liderar el sector en los próximos años. Se trata de una oportunidad única para transformar una industria tradicional en un motor de desarrollo sostenible y competitivo en la región.

Fuente: esgnews.http://Arabnews.com, http://Reuters.com

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